miércoles, 21 de enero de 2009

Tandem Alain Graillot Syrah 2006

Vino: Tandem Alain Graillot Syrah 2006
Origen: Vin du Maroc - Meknès (Meknès, Marruecos)
Productor: Domaine des Ouled Thaleb
Variedades: 100% syrah
Alcohol: 13.5% vol.
Precio: Entre 12 y 15 euros
Enlace de la bodega: www.thalvin.com
Más información: Viticultura integral con métodos orgánicos aplicada a viñedos con una edad entre 30 y 40 años ubicados en la finca Domaine des Ouled Thaleb. Suelos aluviales y de piedra caliza. Vendimia manual y posterior vinificación, con una corta maceración, en depósitos de acero inoxidable. El 60% del vino base permanece en barricas de roble francés de 225 litros.

En Marruecos no existe cultura del vino. La visibilidad pública de cualquier bebida fermentada o destilada es en la práctica casi inexistente y en muchas ocasiones ha levantado ampollas entre la población más reaccionaria. Tal y como sucedió en noviembre de 2007 con el escándalo que provocó la fiesta de la vendimia organizada por Les Cellier des Meknès (la principal bodega del país). El alcalde de Meknès, Aboubaker Belkoura, del Partido de la Justicia y el Desarrollo, acusó a las autoridades por "fomentar una industria prohibida por el Islam" y por las graves consecuencias de "perder la identidad islámica de Marruecos". Oficialmente los marroquíes no deben beber vino. Éste se comercializa en los grandes supermercados y va destinado a los turistas o residentes extranjeros que de forma ocasional deben mostrar documentos que así lo acrediten. La realidad es diferente. La escasa pero cada vez más numerosa clase media, junto a la élite económica, se ha sumado en masa a la moda del vino y gran parte de los mejores restaurantes del país lo han incorporado a sus cartas.

La región de Meknès se ha consolidado como el principal centro del negocio vinícola de Marruecos dando empleo a más de 10.000 personas. Siempre ha existido una industria muy potente del cultivo de la uva con un importante peso del mercado de las pasas, ingrediente esencial de la gastronomía marroquí. Las condiciones previas ya estaban puestas para que despegara el sector del vino. Su crecimiento ha provocado la aparición de nuevas bodegas en los últimos 15 años, lo que ha llevado a las autoridades turísticas a considerar la creación de un circuito de vino para los numerosos visitantes de las ciudades imperiales (Fez, Meknès). La proximidad a la cadena montañosa del Atlas condiciona la actividad vitivinícola al mitigar la influencias desérticas del interior del país y refrescar la atmósfera con la suavidad del clima atlántico. Y es que Marruecos cuenta con una extraordinaria cantidad de climas. A lo largo de la costa los inviernos son fríos y los veranos templados, sobretodo a partir de media tarde cuando la temperatura se modera. La aparición de la vid en Marruecos data de la fundación de Cartago por parte de los Tirios. El gran número de microclimas del país atrajo a los pueblos fenicios que se asentaron para explotar las grandes extensiones agrícolas de las mesetas interiores y de los valles junto al Atlas. Los romanos, que más adelante conquistaron el país, lo llamaron Mauretania Tingitana, desarrollaron con intensidad el cultivo de la vid debido a la fuerte demanda importadora de Roma y de las colonias itálicas.

La islamización del país a partir del siglo VII d.c. ralentizó la elaboración de vino dejándolo en manos de la población cristiana y básicamente de los judíos, quienes lo utilizaban tanto para la liturgia como para el consumo familiar. La llegada del Islam en el siglo IX no supuso el final de la producción de vino a pesar de la prohibición de este tipo de bebidas. Impero la tolerancia de las primeras dinastías árabes, tal y como sucedió en el otro lado del Estrecho de Gibraltar, en el Marco de Jérez y en el resto de la España islámica. Es significativo que fueran estos mismos pueblos llegados de Arabia quienes introdujeron los métodos de destilación en la Península Ibérica dejando un importante legado poético andaluz ensalzando las virtudes del vino. Es significativo que entre el legado de este pueblo se incluyera la palabra "al-khwl", alcohol. Durante siglos la producción de vinos continuó siendo escasa en Marrucos. El apogeo de su producción vendría de la mano de agricultores franceses llegados después de la ruina generada por la filoxera. Se calcula que a principios de los 50 Marruecos había 55.000 hectáreas de vid en pleno rendimiento, con una producción de 3 millones de hectolitros. Un espejismo. La descolonización y el retorno de las familias de origen francés dejó abandonado el campo. No ha sido hasta mediados del siglo XX que ha comenzado a resurgir la cultura del vino en Marruecos.

La historia de este vino es curiosa con el purista viticultor de Crozes-Hermitage, Alain Graillot, como pieza central del meollo. Alain es un curioso personaje, viticultor vocacional llegado a edad tardía al mundo del vino tras dejar sus ocupaciones anteriores en París. La afición por el cicloturismo le llevó hace unos años a realizar una larga ruta por Marruecos. A su paso en bicicleta por la región de Meknès encontró un territorio cubierto de grandes extensiones de viñas, con un clima particular, más fresco que el resto del país y un suelo que le recordaba al Ródano donde trabaja. Fue de esta manera como entró en contacto con los propietarios de Thalvin, la bodega en activo más antigua de Marruecos, fundada en 1923 y ubicada en la región de Ben Slimane, a 50 kilómetros al noroeste de Casablanca. Atraído por sus viñas viejas y por las posibilidades de elaborar un vino de calidad se ofreció para encabezar el proyecto. Para ello contó con la colaboración de Jacques Poulain, enólogo francés formado en Burdeos. Juntos seleccionaron diversas parcelas de "syrah", la variedad mejor adaptada al clima local, de la mesa de Ouled Thaleb (tribu bereber de la zona).

Este Tandem 2006 es un tinto de gran frescor que en muchas cosas puede recordar un Côte Rôtie e incluso a un tinto del norte del Rhône. Se muestra en plenitud pero todavía le queda algo de recorrido en botella para limar sus taninos, levemente marcados y algo crudos. Servido tras un par de horas de decantación. Se ha mostrado en perfecto estado. La sombra de Alain Graillot planea sobre este vino con un estilo afrancesado y del todo alejado de la "syrah" del Nuevo Mundo. Notamos más "syrah" que "shiraz". Nada hace pensar que estemos ante un vino marroquí. Se mostró ideal acompañando las clásicas keftas y pinchos morunos de hígado a la brasa. Con el cuscús de cordero y de vegetales, genial!!! Un tinto interesante y difícil de encontrar en España.

Nota de cata:
Picota violáceo, opaco, brillante, reflejos azulados, lágrima tintada.

Nariz de fuerte intensidad, franca y perfumada, con mucha tipicidad de "syrah" y frescor. Aparecen aromas de violetas en licor, una curiosa paleta de fruta del bosque (zarzamora, frambuesa, madroños), especias, trufa negra, paté de olivas, ciruelas, higos turcos, raspón de datilera. Gana en volumen al respirar con notas ahumadas, café aromático, alquitrán, ceniza de puro, regaliz... De fondo hay notas terrosas y minerales, con algo de montebajo y hojarasca. Conjunto de enorme limpieza.

En boca es aterciopelado, destacando por su frescor y una brillante acidez. Concentrado, con una enorme peso de la fruta madura (ciruelas maceradas, cerezas picotas), muy varietal, a la que se suman las sabidas especias (pimienta, pimentón) y unas interesantes sensaciones amargosas. Un tinto sabroso y sencillo que satisface por su equilibrio y la facilidad de beberlo.

Nota personal: 14/20
Relación calidad precio: Buena
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