jueves, 20 de noviembre de 2008

Gran Feudo Rosado 2007

Vino: Gran Feudo Rosado 2007
Origen: D.O. Navarra (Navarra, España)
Productor: Bodegas Julián Chivite
Variedades: 100% garnacha
Alcohol: 13% vol.
Precio: Entre 3 y 4 euros
Enlace de la bodega: www.bodegaschivite.com
Más información: Vendimia mecánica realizada a mediados del mes de octubre. Elaborado según el método tradicional de sangrado obteniendo el mosto por gravedad sin ningún sistema de escurrido, con un maceración de 24 horas con los hollejos para extraer color. Embotellado en septiembre de 2008.

Karen Page y Andrew Bornenburg son dos desenfadados escritores especialistas en gastronomía y vinos que desde hace un par de años tienen una brillante columna semanal en la edición digital del Washington Post. A principios de verano publicaron un artículo titulado Try on something pink on summer que se me escapó y que he podido recuperar por casualidad, lo cual a la postre me ha dado una buena excusa para encabezar este post. En el artículo se remarcaban las bondades de la "garnacha" como variedad para la producción de rosados de calidad y se destacaba el clásico Gran Feudo de Chivite como elección particular de los autores. Además, se incluía el riojano CVNE entre los 10 mejores vinos de este año.

Me encantan los rosados y de todos ellos mis preferidos son los elaborados con "garnacha". Estos tintos pálidos tan poco valorados por una gran mayoría de los aficionados al vino tienen ventajas comparativas evidentes: son baratos, tienen un pronunciado carácter varietal y en algunos casos incluso mineral, fácilmente identificables sirviendo de buena escuela de aprendizaje, son directos y fáciles de beber al tiempo que no camuflan sus defectos en la habitual coartada que proporciona la avainillada barrica de roble. A mi entender, España cuentra con tres o cuatro regiones vinícolas en las que se elaboran buena parte de los mejores rosados del mundo gracias a la diversidad de sus climas y variedades así como al buen hacer de sus elaboradores. Es cierto que en Francia (Bandol, Tavel, Languedoc-Roussillon) y en Italia (Apulia, Abruzzo, Calabria) tienen buenos ejemplos pero emho difícilmente pueden competir con esa "garnacha" navarra que aporta una desbocada cantidad de fruta roja matizada por la frescura de un clima de transición y por la excelente maduración de la vid.

En el lado opuesto encontramos los rosados provenientes de zonas con un clima mediterráneo más acentuado que tienen el peligro de caer en excesos de alcohol y en una cierta pesadez derivada de la mala costumbre de dejar sobremadurar la uva. Este es el caso de la gran mayoría de rosados de "garnacha" aragonesa o de algunos levantinos de "monastrell" o "bobal". En Catalunya desgraciadamente se ha impuesto el uso de las variedades bordalesas "cabernet sauvignon" y "merlot" como base del viñedo, que lo mismo sirven para elaborar tintos que rosados. Mala política. El resultado son unos rosados clónicos, cortados por el mismo patrón, aburridos, excesivamente contundentes, de exagerada estructura, agresivos y difíciles de beber. En definitiva, un disparate.

Afortunadamente todavía hay un reducido grupo de productores que se salen de la tónica general y que producen estupendos rosados a base de recuperar las variedades locales y tener un gran control de la maduración de la uva. En el Penedès encontramos a Mas Romaní con un curioso rosado de "samsó" (carinyena); en la Conca de Baberà la variedad "trepat" produce fresquísimos vinos como los Portell o Francolí; en la comarca del Priorat tenemos el Ètim, Mas Donís y Brunus; y en el Ampurdán gente como Celler Espelt produce un rosado espléndido de "lledoner", todos ellos de "garnacha". En esta misma línea de calidad apuntan los rosados elaborados en la nueva D.O. Tierras de León con la "prieto picudo" como estrella indiscutible. Y otro tanto sucede en la Rioja con la acertada combinación de "garnacha" y "tempranillo" que nos ofrecen unos vinos delicados, menos intensos pero con algo más de recorrido en botella.

Sobre el Gran Feudo Rosado de Chivite
La familia Chivite produce este rosado desde el año 1981 con la intención de presentar el rosado de lágrima más joven, fresco y afrutado posible. Después de embotellar la primera partida que se comercializa a partir del mes de enero, el resto del vino base permanece durante el año almacenado en depósitos acero inoxidable, cerrados al vacío con presión de nitrógeno para evitar su oxidación y mantener lo mejor posible sus características de color, aromas y sabor. Cada dos o tres meses, se efectúa un nuevo embotellamiento que se comercializa inmediatamente. Es el único rosado español que indica en la etiqueta el mes de su embotellado, lo que es de agradecer ya que nos permite a los consumidores su consumo lo más recientemente posible y que las botellas no se acumulen indefinidamente en los comercios.

Con este vino podemos negar el topicazo de que los rosados están hechos para el verano. Fue embotellado el mes de septiembre de 2008 y sin duda es la mejor de las partidas de este año, por encima de la de abril y julio. Incluso diría que es el mejor Gran Feudo que he probado en años. Ha ganado en complejidad, la fruta es madura y está plenamente asentada, ha desaparecido ese vivo carbónico de principios de año. Tan sólo me queda felicitar a la familia Chivite por hacer bien las cosas y seguir elaborando uno de los valores seguros del supermercado a precio de eso, de supermercado. Por favor, no cambien!!!

Nota de cata:
Frambuesa claro, luminoso, brillante, muy vivo, reflejos azulados.

Nariz potente, frutosa, mostrando marcadas diferencias según la temperatura de servicio. Presenta estimulantes notas vegetales en frío (césped, zarzal, menta fresca, espárragos crudos) ganando en dulzor y suavidad al subir algunos grados. Hay una cantidad brutal de fruta roja (cerezas, fresones, madroños) con finos lácteos que recuerdan al rulo de queso de cabra y suaves especias aromáticas. De fondo predominan las notas florales (pétalos, rosas) y las chuches, regaliz rojo, piruleta Fiesta.

En boca es grueso, fresco, con una intensa y refrescante acidez que lo encumbran. Frutalmente concentrado, lleno de fruta roja, con marcada acidez cítrica, muy vivo, afrutado, con notas especiadas parecidas a un caramelo de cola. El mejor rosado de Chivite de los últimos años, lleno, frutoso, complejo y maduro.

Nota personal: 16/20
Relación calidad precio: Excelente
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